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Carlos Páez Vilaró con C1080, 14 de febrero de 2014 (Claudio Guido) |
Con 18 años viajó a Buenos Aires en 1941, para trabajar en una fábrica de fósforos y luego en el sector de las artes gráficas. A los 20 años regresó a Montevideo donde, impactado por las comparsas de los barrios Sur y Palermo, y por el conventillo Mediomundo, se vinculó a la comunidad afrouruguaya y comenzó a colaborar en la preparación del desfile de llamadas, interiorizándose en el folclore negro. A partir de este acercamiento realizó varias obras pictóricas mostrando distintos aspectos de la cultura y de la vida cotidiano del afrouruguayo: llamadas, bailes, religiosidad, casamientos, nacimientos, velorios, etc.
Gracias al contacto con escritores, músicos e investigadores como Ildefonso Pereda Valdés, Paulo de Carvalho Neto, Jorge Amado y Vinicius de Moraes publicó libros como La casa del negro, Bahía, Mediomundo y Candango. Profundizó sus investigaciones sobre la cultura afrodescendiente desde Salvador de Bahía y cada uno de los países americanos donde está presente (Colombia, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Haití, etc.) a los países del África subsahariana. Colaboró con Albert Schweitzer en el leprosario de Lambaréné.
Entre varias ocupaciones, fue columnista de la revista semanal Caras y Caretas.
Se casó en 1955 con Madelón Rodríguez Gómez y se divorció en 1961. Tuvo seis hijos: Carlos Miguel (tenía 18 años cuando en 1972 formó parte del milagro de los Andes y fue el menor de los sobrevivientes, cumpliendo 19 años en la cordillera, Mercedes, Agó, Sebastián, Florencio y Alejandro (los tres últimos, de su actual esposa, Annette Deussen).
Además de la pintura incursionó en el cine en 1967, como coguionista de la película Batouk, dirigida por Jean-Jacques Manigot, largometraje de 35 mm en color de 65 minutos de duración. Los coguionistas fueron Aimé Césaire y Leopold Sedar Senghor que aportaron poemas. La película participó del Festival de Cannes de 1967.
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En la Revista Life, 1964 |
Hasta su fallecimiento en el día de hoy, vivió y trabajó en Casapueblo, ubicada en Punta Ballena, a 13 km de Punta del Este, Uruguay.
"Páez Vilaró venía con una insuficiencia cardíaca severa, su corazón estaba muy mal, tenía las aurículas dilatadas y luchó hasta el final", afirmó a EFE su secretaria personal, María Dezuliari.
"Estaba en la cama, se había levantado y se había vuelto a acostar. Acababa de hablar por teléfono con su médico", relató.
"Se fue a pintar al cielo esta mañana" rezaba un cartel adherido a la entrada de Casapueblo horas después.
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"Despidiéndose" - (Iván Franco - EFE) |